La
meta básica del entrenamiento marcial es conseguir una cierta habilidad a
través de una práctica incansable; con el tiempo el artista marcial llega a
fundirse con la técnica, de tal forma que empieza a realizarla sin pensar en
hacerla, simplemente realizándola; cuando llega a este estadio el artista
marcial alcanza la maestría, se convierte en un letal
instrumento que no se esfuerza por ser eficaz pero que pese a ello lo es.
Esta
es la maestría técnica, la perfección técnica y táctica que se logra a
través del esfuerzo y la constancia en el entrenamiento, pero existe un
nivel superior de maestría que transciende la técnica aunque previamente nos
hallamos apoyado en ella: ese nivel es sinónimo de eficacia, de total eficacia,
sobre la cual realizaré seguidamente una serie de reflexiones independientes
pero que se complementan entre sí, teniendo en cuenta en todo momento que el secreto de la eficacia conlleva el secreto último de la
maestría.
REFLEXIONES SOBRE LA EFICACIA.
** El secreto de la eficacia viene dado por un hecho indudable y sin embargo
misterioso: existe una complicidad entre el ser y el Todo, entre nosotros y
todo aquello que nos rodea, esta armonía es algo que la mente consciente y la
voluntad no pueden controlar, sino que es la parte inconsciente de nuestro ser
la que está en comunicación directa con ello. A esta parte inconsciente es a lo
que llamamos instinto o intuición, la cual, si es desarrollada adecuadamente,
nos abrirá la puerta a todo un mundo nuevo de eficacia, ya que la actuación por
instinto es mucho más rápida, más ingeniosa, más profunda, y más certera que la
actuación regida por la mente consciente.
Todo
esto es fácilmente comprensible con el siguiente hecho: cuando, sin nosotros
saberlo, nos lanzan una pelota de papel contra nuestra nuca y nos advierten en
ese mismo momento, seguramente giraremos y pararemos (o desviaremos) el papel
antes de que nos golpee, y todo ello lo haremos sin pensar, de forma
instantánea y con total eficacia. Si este mismo ejercicio se realiza
conscientemente, esto es, avisándonos previamente de lo que va a pasar ("te
voy a lanzar una bola de papel a la cabeza, y en el momento de lanzarla te
avisaré para que puedas girar y pararla o desviarla"), seguramente el
objeto nos golpeará sin poder bloquearlo. El por qué es sencillo, si nos avisan
previamente y esperamos la acción, conscientemente esperaremos la bola de papel
y ello nos hará ser lentos, ya que al pensar que nos debe llegar un objeto
previo aviso, tendremos que enfocar nuestra atención en los oídos y ojos, que
nos darán la información para poder movernos, e inconscientemente tendremos el
cuerpo tenso hasta que llegue el momento preciso, todo lo cual nos hace perder
tiempo y, lógicamente, eficacia. Sin embargo, si no pensamos previamente y nos
mantenemos relajados actuaremos instantáneamente. Estímulo igual a respuesta.
Por lo que nuestro entrenamiento de eficacia debe estar dirigido a responder
a estímulos sin necesidad de pensar, de forma totalmente instintiva, pero
para poder llegar a este nivel de maestría se debe entrenar sin interrupción
durante mucho tiempo, no es algo que aparezca en pocos meses, ni siquiera en
años.
Por
lo tanto, déjate llevar por la intuición pase lo que pase y
deja libre tu mente, no dejes que tus pensamientos interfieran en tus acciones,
debes ser como el agua, flexible, mutable y adaptable, fluyendo y dejándote
llevar por las circunstancias del combate, debiendo ser en todo momento espontáneo
e intuitivo, si razonamos, si nuestras acciones son conscientes, estas se
tornan lentas y titubeantes, por lo cual, aquél que piensa es derrotado
inmediatamente. Se debe sentir con el cuerpo, absorbiendo todos los mensajes
que manda el exterior, pero tratando en todo momento de no fijar la mente en
ningún sitio en particular, en vez de eso debemos dejar que las sensaciones
invadan todo nuestro cuerpo enteramente, dejándolas fluir a través de la
totalidad de nuestro ser. Cuando esto suceda utilizaremos el cuerpo y
dirigiremos la atención allá donde se necesite, relajándonos totalmente y
haciéndonos receptivos, absorbiendo la esencia de las cosas y de los hechos que
nos rodean, y no malgastando ni tiempo ni energía, esto es, sin realizar ningún
tipo de esfuerzo, y, como dijo Bruce Lee: "Mientras menos esfuerzo hagas, más rápido y
poderoso serás".
** La efectividad está directamente relacionada con la habilidad para hacer lo
correcto en un momento dado. Todo el entrenamiento recibido (movimientos
técnicos, estrategia...) no sirve para nada si no puede ponerse en práctica
cuando llegue el momento idóneo. El artista marcial cuando actúa debe ignorar
todo y solamente debe ser receptivo, olvidándose de todo, sin estar preocupado
por el pasado o el futuro, sin pensar en la victoria ni en la derrota, y
olvidando todo aquello que le rodea (ejemplo: espectadores en un campeonato)
nada existe más allá de lo que esté haciendo, se esta fuera de este mundo y por
ello puede reaccionar en el momento propicio. Como nos dice el Maestro Suzuki: "Cuando hagas
algo, debes quemarte completamente, como una buena fogata, sin dejar rastro
alguno de ti mismo".
Cuando
el artista marcial comprende la esencia de la eficacia, y se convierte en
maestro, llega un momento es que ni siguiera ve a ningún oponente frente a él.
Es como si se transformara en su adversario y fluyera con él, percibiendo sus
sensaciones, sintiendo sus impulsos y su intención, casi como si sintiera su
pensamiento de forma intuitiva, por ello, a cada movimiento que él haga el
maestro responderá instantáneamente sin pensar, inconscientemente, dejándose
llevar, moviéndose con naturalidad, sin ninguna intervención de la consciencia,
y será eficaz. Cuando esto ocurre, a un espectador le parecería que el maestro
lee el pensamiento de su atacante, le parecería que el maestro sabe en todo
momento donde y cuando va ser atacado.
** Olvida los sentimientos y los deseos a la hora de combatir, si estás ansioso
por vencer y sólo piensas en la victoria no prestarás la debida atención a los
medios mediante los cuales podrás lograr dicho fin. Recuerda que cuando alguien
acaricia la idea de vencer o de demostrar sus propias habilidades técnicas, la
mente está pensando, no está plenamente dirigida a hacer que lo que debe, por
lo que la habilidad queda condenada. Recuerda: vencer no es una meta, es tan
sólo una consecuencia derivada de las acciones técnicas debidamente
desarrolladas. Como sabiamente nos dice Chuang-Tzu: "Cuando un arquero dispara porque
sí, está en posesión de toda su habilidad. Si está disparando por ganar una
hebilla de bronce, ya está nervioso. Si el premio es de oro, se ciega o ve dos
blancos... ¡Ha perdido la cabeza! Su habilidad no ha variado. Pero el premio lo
divide. Está preocupado. Piensa más en vencer que en disparar... Y la necesidad
de ganar le quita poder".
** Hay otro punto importante a tener en cuenta con respecto al secreto de la
eficacia que nos desvela la siguiente enseñanza taoísta: la suavidad
triunfa siempre sobre la dureza; la debilidad sobre la fuerza. Lo más
maleable es siempre superior a lo que es fijo. Este es el principio para
controlar las cosas siguiendo la corriente. Esta es la maestría a través del
poder de adaptación. Recuerda que ante un huracán el junco se flexiona y
prevalece, mientras que el roble es arrancado de la tierra y muere.
OTROS EFECTOS QUE CONLLEVA LA MAESTRÍA.
Cuando alcanzamos la maestría que conlleva la suprema eficacia lograremos una
serie de ventajas adicionales, como son: la subjetividad temporal o la empatía.
La subjetividad temporal.
Cuando
se llega a cierto nivel de maestría -sobre todo practicando una forma de Tai
Chi Ch'uan, o meditando, aunque yo también lo he sentido incluso combatiendo-,
el tiempo, objetivo normalmente, se torna subjetivo, esto es, no transcurre en
nuestra mente como normalmente lo hace. El maestro se encuentra en un estado en
el cual pierde completamente la noción del paso del tiempo, y únicamente se
detiene a sí mismo después de un tiempo que a ojos de un espectador pueden
haber parecido cinco minutos, pero para el maestro que ha dejado la mente en
blanco (y receptiva) puede haber transcurrido subjetivamente quince o veinte
segundos o quince o veinte minutos indistintamente, ya que durante ese período
de tiempo las sensaciones del maestro se mitigan y para él el mundo se detuvo.
La empatía.
Lo
bueno que tiene el llegar a la maestría de algo (en nuestro caso a la maestría
en las artes marciales) es que esto implica que llegamos a tener una
comprensión interna de nuestro ser, por lo que al entendernos a nosotros mismos
también podremos comprenderemos a nuestros semejantes, y si asimilamos
perfectamente nuestras acciones también asimilaremos las de los demás
comprendiendo de forma instantánea el alcance de las mismas, por lo que
podremos caminar por la vida de una forma más segura, eficaz y plena.
FINAL.
Como vemos, aquel que quiera llegar a ser maestro de artes marciales no debe
pensar que el conocimiento técnico basta para ello, pues estaría equivocado. El
verdadero maestro va más allá de la técnica, logrando que el arte se convierta
en un "arte sin arte", el cual surge de su ser, de su subconsciente,
sin intervención consciente alguna.
Y, finalmente, incluiré dos citas que a buen seguro os ayudarán en nuestra vida
cotidiana:
---"Lleva
a cabo cada acción en tu vida como si fuera la última" (Marco
Aurelio).
---"Pon
tu corazón, tu mente, tu intelecto y tu alma aún en tus acciones más pequeñas.
Este es el secreto del éxito" (gurú Swani Sivananda).
F. Javier Hernández Pérez.
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