En los últimos tiempos está habiendo un estallido de creatividad dentro de las artes marciales, con nacimiento de nuevas modalidades de deportes de combate o de artes marciales deportivas, nuevos sistemas de autodefensa civil, militar y policial, nuevos estilos y escuelas que siguen el modelo de las artes tradicionales, etcétera.
Esto en realidad no es
nuevo, durante toda la historia han surgido y desaparecido cientos de sistemas
de combate y de autodefensa, muchos se han desarrollado, consolidado y
perdurado mientras que otros se han desvanecido en las brumas del olvido. La
diferencia de estas artes con las modernas es clara, en la antigüedad era una
forma de supervivencia en unos tiempos hostiles, mientras que ahora se
practican como deporte, como cultura, como método de autodefensa que es posible
que jamás se use, etcétera, pero eso no quiere decir que los sistemas modernos
sean inferiores a los antiguos, pueden ser diferentes pero no inferiores,
incluso los antiguos sistemas han ido evolucionando, pues ahora no se practican
de la misma manera que en el momento de su concepción, al ir desarrollándose a
lo largo de los años.
ACLARANDO CONCEPTOS.
Hace unos años leí en un foro de artes marciales la siguiente pregunta: “¿hay que ser chino para crear un estilo de Wu-shu?”. Las respuestas eran de todo tipo, desde los que usaban la pregunta para divertirse soltando tonterías, hasta los que exponían en serio sus argumentaciones, con respuestas de todo tipo, todas ellas respetables, exceptuando las que aprovechaban para atacar sin ningún recato a algunos modernos fundadores de estilos marciales. Entre todas las respuestas hubo una con la que estoy completamente de acuerdo, y decía: "No es necesario ser chino, pero sí tener un conocimiento profundo del arte marcial. Un estilo nuevo no surge de la nada, sino de la modificación de algo ya existente y no se pueden hacer cambios de tanta envergadura como para configurar un estilo nuevo sin ser un maestro en el estilo que aprendiste". La misma respuesta se debería dar en el caso de la fundación de otros estilos o escuelas marciales, sean de origen conceptual chino, japonés, coreano…
Mi pensamiento es el
siguiente, lo importante es el conocimiento y la habilidad, no la nacionalidad
ni la raza. Todas aquellas personas que digan lo contrario adolecen de una
xenofobia inversa. Me explico, xenófobo
es aquel individuo que indica que una persona de distinta etnia no puede hacer
o aprender algo en virtud de su raza, e indican con ello que son inferiores a
otras personas de otra u otras razas. La xenofobia inversa es decir que alguien
de tu misma raza o nacionalidad no puede hacer o desarrollar algo pues no es de
cierta raza o nacionalidad. Tan equivocado es un xenófobo como un xenófobo
inverso.
Llegados a este punto debería aclarar un par de conceptos que pueden ser malinterpretados: “sistema” y “estilo”, que suelen confundir a la mayoría de los neófitos e incluso a muchos expertos, pues, aunque puedan ser sinónimos, tienen unos matices que marcan la diferencia.
--El
término “sistema” implica un conjunto ordenado de reglas, principios,
estructuras y procedimientos que tienen relación entre sí y regulan el
funcionamiento de un grupo o colectividad. Es el caso de los sistemas de autodefensa
civil, militar y policial, en los cuales se desarrollan una serie codificada de
técnicas defensivas específicas para cada uno de ellos.
--El
término “estilo” implica un conjunto de rasgos peculiares que caracterizan una
cosa, una persona, un grupo o un modo de actuación, que le confieren una
personalidad propia y reconocible. En el caso de artes marciales hablaremos de
“estilos” o “escuelas” en las que se desarrollan prácticas cuyo objetivo es
defender la integridad física propia o ajena mediante unas técnicas
codificadas, enfocadas mediante una táctica y una estrategia particular, y
regidas por un código de conducta que regula la actuación de sus practicantes.
La diferencia entre los diferentes “estilos” y “escuelas” viene dada por las características
propias que los hacen reconocibles y que principalmente vienen dadas por los
principios, fundamentos y conceptos en los que se asientan, ya sean físicos
(forma de desarrollar los movimientos técnicos) o conceptuales (por ejemplo,
los conceptos filosóficos en los que se asientan), o una mezcla de ellos.
La
diferencia está clara, cuando nos refiramos a un nuevo “arte” de defensa personal,
hablaremos de sistema; mientras que, si es un “arte” que implique no sólo
técnicas defensivas sino también el estudio tradicional de sus principios
filosóficos y valores morales, hablaremos de un nuevo estilo o escuela marcial.
Ya
que he expuesto el tema de la fundación de un estilo chino, continuaré con este
tema, aunque lo que indique podrá ser aplicado a otros estilos de otras
“nacionalidades”.
Se puede fundar un nuevo estilo
de Wu-shu (o Kung-fu, como popularmente se conoce a las artes marciales chinas)
por alguien que no sea de nacionalidad china, ni tan siquiera sea de raza
oriental, pues lo importante es tener un gran conocimiento de los conceptos y
las técnicas que conforman las artes marciales chinas. Esto quiere decir que se
debe haber practicado y estudiado distintos estilos chinos (sus bases
conceptuales y desarrollos técnicos) durante varios años, hasta convertirse en
un experto y, después de haber asimilado y comprendido las bases filosóficas,
técnicas, tácticas y estratégicas, ensamblar todas las piezas de una manera
coherente y fundar un nuevo estilo con características propias, pero siguiendo
las bases conceptuales de los estilos tradicionales.
Otra forma de fundación
viene dada cuando un maestro de cierto estilo decide apartarse conceptualmente
de éste en base a otros estudios que ha realizado y le han impelido a
desarrollar otra visión dentro de su arte marcial. En ambos casos hay que
respetar y valorar los conocimientos del maestro fundador, reconociendo su
demostrada valía.
Como indico, un nuevo estilo
no surge por “inspiración divina”, es el resultado de un doloroso y laborioso
proceso de gestación a partir del profundo estudio y comprensión de varios
estilos marciales. El problema que tienen
algunos honestos maestros fundadores es que algunas personas los equiparan a
algunos individuos que con poca experiencia marcial afirman haber
"creado" un nuevo estilo marcial, o, lo que es peor, mienten indicando
que les ha enseñado un hipotético maestro iluminado (o de otra nacionalidad) que
desapareció al poco de enseñar al hipotético maestro fundador o continuador de
un hipotético estilo inventado, porque hay que distinguir entre "estilos
inventados", aquellos "creados" por personas sin conocimientos
reales (o que solo poseen conocimientos superficiales), y "estilos
fundados", aquellos desarrollados por personas con un conocimiento
profundo del Arte, fruto de largos años de entrenamiento, estudio e
investigación.
Recuerdo
que cuando respondía la sección de "El
Correo del Lector", de la tristemente desaparecida revista “DOJO”,
bajo el pseudónimo de César León, recibía varias misivas de individuos que
decían que habían "creado" un nuevo estilo con tan sólo tres o cuatro
años de práctica marcial y tan sólo haber practicado dos o tres artes marciales
durante cierto tiempo, indecente. Yo les respondía adecuadamente indicándoles
la verdad, que sin conocimientos profundos el "castillo de naipes"
que habían inventado se caería con facilidad, pero sé que muchas de estas
personas han seguido con su "estilo" y han dado mal nombre a los
verdaderos maestros fundadores, con grandes conocimientos técnicos, tácticos,
filosóficos, conceptuales...
Resumiendo:
cualquier persona, con grandes conocimientos sobre un tema, puede fundar un
nuevo estilo de cualquier arte marcial, siempre que el resultado tenga
personalidad y características propias, aportando una nueva visión al mundo
marcial.
LA
REACCIÓN DE LA COMUNIDAD MARCIAL.
Existen varias respuestas
ante la noticia de la fundación del un nuevo estilo marcial además de la
indiferencia, que van desde el odio injustificado y desmedido por parte de
algunos individuos desinformados, hasta la correcta valoración por parte de la
comunidad de maestros marciales, pues el tiempo, aunque muchos crean lo
contrario, no es el verdadero valorador, en realidad no da y quita razones,
pues es injusto, me explico...
Muchos de estos nuevos
estilos no sobreviven a su fundador, pero esto no implica que el estilo gestado
sea bueno o malo, fundado o “inventado”, pues hay personas con carisma que
“engañan” a sus alumnos de tal forma que creen totalmente a su “maestro” y les
engaña incluso después de muerto, continuando su “obra”, incluso creando
“franquicias marciales” que perpetúan el error; mientras que estilos fundados
con sinceridad y verdadero conocimiento pueden desaparecer al cabo de pocos
años.
Una vez dicho esto, quedando
claro que el tiempo no es un juez imparcial, diré que los verdaderos “jueces”
son el resto de los maestros marciales, que son los que pueden valorar a un
igual y juzgar que lo que ha fundado es correcto e interesante.
Por otra parte, existen
muchos retractores que indican que el nuevo estilo es algo inventado cuando en
realidad es un estilo desarrollado de algo anterior. Estos señores suelen
desprestigiar todo lo nuevo sin conocerlo ni analizarlo adecuadamente, sin
pensar que todas las artes marciales, sistemas y estilos son algo que no ha nacido
por generación espontánea, que no fueron inspirados mágicamente hace siglos y
por ello deben permanecer sin alterar ni evolucionar ni hacer surgir variantes
siguiendo un pensamiento ecléctico, esto es, reuniendo y conciliando bases,
conceptos, principios, valores, ideas, técnicas… de otros estilos anteriores.
A estos señores algunos les
llaman “puristas”, pues sólo admiten aquello que es antiguo; no estoy de
acuerdo, yo les aplico otro nombre más lógico: son inmovilistas, pues no
admiten algo nuevo simplemente por el hecho de que es nuevo, indicando que tal
estilo es “inventado” y que no sirve simplemente porque se ha desarrollado
actualmente. Por ejemplo, para estos señores, el (hipotético) estilo Chi Ch’uan
no es Kung-fu porque lo ha ideado un danés contemporáneo, y se quedan en los
dos últimos datos, no es chino y es actual, sin analizar lo que realmente ha
fundado ese señor, si es válido o no, si es coherente con el pensamiento, la
técnica y la táctica china, etcétera.
Esos señores son muy injustos,
es como decir que el estilo Fosbury no es salto de altura, pues se aleja de los
métodos de salto tradicionales (en tijera, rodillo ventral…), cuando ha sido
aceptado por el Comité Olímpico Internacional desde la efectiva demostración realizada
en los Juegos Olímpicos de Méjico del año 1968 por su desarrollador (Richard
Douglas Fosbury), que aplicó con efectividad sus conocimientos biomecánicos al
dejar menos espacio entre el centro de gravedad del saltador y el listón a
superar, con lo que se puede ganar una mayor altura y logrando con ello más
eficacia en el salto. Por eso digo que los mejores jueces son la comunidad de
maestros marciales que son los que tienen los conocimientos, el discernimiento
y la evaluación adecuada, no los aficionados, por mucho nivel que tengan.
Otra forma de quitarle la
razón a los detractores es la siguiente:
La ópera surge en Italia en
el siglo XVII y, lógicamente, se componían las letras de las canciones en
italiano, hasta que en el siglo XVIII un compositor no italiano recibió el
encargo de componer una ópera. El
compositor fue Wolfgang Amadeus Mozart el cual fue requerido por el emperador
José II de Habsburgo para que compusiera una opera para su divertimento. Al
preguntarle a Mozart que le parecía la propuesta éste le indicó que compondría
una opera pero en alemán, pues ese era su idioma, por lo que pese a la
oposición de los compositores italianos de la corte, Mozart compuso la primera
ópera no italiana de la historia (y además en otro idioma) con apoyo real y
mayoritario. Mozart no era italiano, pero compuso una ópera gracias a sus
enormes y profundos conocimientos musicales, y además dio su propia visión (al
componer la letra en alemán) y abrió un nuevo camino a la ópera, influyendo
poderosamente en la obra de Beethoven, y en autores posteriores, sin él, sin su
innovación, Richard Wagner, en el siglo XIX no habría compuesto "El anillo del nibelungo" o "Tristán e Isolda", y él mismo
(Mozart) no habría compuesto en alemán “El
rapto en el serrallo” o “La flauta
mágica”, aunque su genio logró también grandes óperas en italiano, como
"Las bodas de Fígaro" o
"Don Giovanni".
Mozart
en realidad no fue el primer compositor alemán en componer una ópera alemana
(la llamada Singspiel), pues años
antes otros compositores ya lo hicieron, como Sigmund Staden, pero si logró el
reconocimiento internacional de la ópera alemana, demostrando que el
conocimiento es poder y el poder es creativo.
Estos señores que
desprestigian y difaman injustamente a los demás dan valor a las palabras del periodista
David Jiménez: “Mediocre es un país donde
la brillantez de otro provoca recelo, la creatividad es marginada –cuando no
robada impunemente- y la independencia (de pensamiento) sancionada (por la masa)“. Cuando
alguien hace juicios de valor sin conocer a la persona de quien los hace, ni sabe
los conocimientos que tiene, es un mediocre; en realidad, aunque este
periodista tiene mucha razón, debería apuntar que no hay países mediocres, pues
el mundo está lleno de mediocres que odian lo diferente y envidian a los que
tienen el conocimiento y el valor de hacer evolucionar el pensamiento y la
técnica, en nuestro caso… marcial.
¿Que debemos hacer cuando
nos encontremos con un señor de estos que desprestigian a los demás?, ya lo
indiqué en una entrada anterior publicada en este mismo blog (“La difamación en las redes marciales”),
no hacer caso de sus palabras, ya que la crítica ofensiva y la mala intención
de los mensajes nunca deberían tener otra respuesta que el silencio. Un
fundador de un nuevo estilo, que lleva treinta, cuarenta o más años
demostrables en el mundo marcial, ya es suficiente aval como para valorar lo
que ha gestado, pero es que además debe tener respeto y el beneficio de la duda
antes de que alguien hable de él sin pensar, pues antes de hacerlo aquel
interesado en criticar debería investigar un poco más, debería hablar y
entrenar con el maestro fundador durante unas horas con la mente abierta, ya
que así podría comprobar sus conocimientos reales antes de opinar, pero cuando
una persona es valorada positivamente por la comunidad de maestros de artes
marciales respetados a nivel internacional es porque el maestro fundador
realmente es un maestro y su gestación afortunada; esto es suficiente aval para
mí.
Como siempre digo, si los
difamadores comprueban que no hacen daño, y que sus palabras no encuentran eco,
dejarán de hacer este tipo de declaraciones desinformadas, desinformadoras y
censurables. Os recuerdo que las artes marciales nos enseñan valores, nos
enseñan, entre otras cosas, la importancia de la moderación y de la tolerancia,
pues demostremos que estas han calado hondo en nuestra personalidad y vivamos
con arreglo al Camino, demostremos que en nosotros no caben ni extremismos ni
radicalismos, y que valoramos y defendemos siempre la Justicia y la Verdad.
F. Javier Hernández.
* * * * *
El texto que has leído fue publicado con anterioridad en la revista española de artes marciales y deportes de combate “Dragonz Magazine”, en su número 41, correspondiente al mes de mayo de 2018; este artículo fue la ampliación de un pequeño texto incluido el día 18 de julio de 2012 en el Blog: “Ming Ch’uan Chai T’ien” (titulado: “¿Hay que ser chino para crear un estilo de Wu-Shu?”), que a su vez era la corrección y ampliación de un pequeño texto precedente (con mismo título) que se publicó el día 11 de mayo de 2011 en el “Foro Ming Ch’uan Chai T’ien”, el cual nació como respuesta a la mencionada pregunta, que había visto en un foro de artes marciales distinto.
ooo000ooo
No hay comentarios:
Publicar un comentario