“Letal pero sin armas” fue el título con el que se publicó, en el periódico: “La Correspondencia de Villanueva”, el reportaje que verás transcrito a continuación.
De entre todos los reportajes que me han realizado, y han
sido divulgados en diversos medios de comunicación
(periódicos y revistas), destaco el presente, el cual verás transcrito
seguidamente, pues, de esta forma, podrás conocerme mejor. El reportaje lo realizó
la periodista Lara Zofío Lleó a principios del año 2018, y se publicó en el
número 40 del periódico español de información general: “La correspondencia de Villanueva”, correspondiente al mes de febrero
de 2018. También se publicó en esas fechas en la página oficial digital del
periódico “CUV3, el digital de la FCOM de
Villanueva”, editado por la Facultad de Comunicación de la Universidad
Privada de Villanueva (de la Comunidad de Madrid / España), con el título de: “La historia del Boxeo Esplendoroso del Clan
Celestial”, cuyo texto es similar al publicado en el citado periódico
impreso, que tuvo el título, como puedes ver, de “Letal pero sin armas”.
Seguidamente transcribo el texto del periódico físico, tras
lo cual comprobarás que, al final, también incluyo el texto que se resaltó, con
la información que consideraron relevante, primero en el periódico físico y
después en el digital, haciendo una aclaración, el texto con el epígrafe: “¿Qué es el Kung-fu?”, que en el
periódico físico se publicó resaltado en “caja”, fue la parte final del texto
del periódico digital. Por cierto, los acontecimientos narrados al principio
del reportaje son reales, con una salvedad: no era de noche, por lo que la mano
no “emergió de entre las sombras”,
pues era de día, al suceder los hechos en una soleada tarde, en las escalinatas
de acceso a la estación de Metro Príncipe
Pío situada en el Paseo del Rey, de
Madrid, en donde me encontré con un sujeto que estaba amenazando a un joven (de
unos treinta años) con tirarle por un tramo de escalera mientras ocultaba una
navaja junto a su cuerpo, por eso le atenacé el hombro (como verás en el
reportaje) pues de esta forma podría sentir si el atracador intentaba mover el
brazo armado (intentaba pues no podía, al impedir el flujo nervioso con el
pinzamiento) y además sentiría si intentaba mover el resto de su cuerpo, esto
es, le tenía vigilado, controlando sus acciones, sin tener que desviar mi
mirada de sus ojos, demostrándole con mi expresión que no le tenía miedo, ni a
él, ni a su arma, ni a la situación.
* * * * *
LETAL PERO SIN
ARMAS.
Javier
Hernández Pérez fundó en 1985 el “Boxeo Esplendoroso del Clan Celestial”. Esta
es su historia.
El astuto ladrón se aseguró
de que no hubiese moros en la costa antes de acorralar a su víctima. Puede que
pasara por alto la figura que caminaba tan solo unos pasos detrás de él, puede
ser también que lo considerase inofensivo. En cualquier caso fue un grave
error. Notó cómo una mano que emergía de entre las sombras se posaba en su
hombro y, con una precisión quirúrgica, presionaba un punto vulnerable, quedando
inmovilizado. La incapacidad para moverse no estaba provocada (del todo) por el
dolor, sino por la certeza de que este podría hacerse insoportablemente intenso
ante el más mínimo movimiento, Así pues, ante la perspectiva de que su intento
de robo había sido frustrado por quien menos se esperaba, el malhechor no quiso
dar más problemas.
El héroe en la oscuridad que
detuvo al atracador y evitó que un joven fuera robado y/o apuñalado esa noche
se llama Javier Hernández Pérez. Cuando tenía doce años, en 1976 (en realidad fue antes, a finales del año 1971),
comenzó a interesarse por las artes marciales. Para empezar, debido a una
obesidad mórbida congénita, pesaba ciento siete kilos. Además, por aquel
entonces en España solo se enseñaba Judo y Karate. Aún así su actitud siempre
fue inquebrantable. Se dio cuenta de que para comenzar sus limitadas aptitudes
físicas debía fortalecer su intelecto. Entonces, entrenó con maestros de aquí y
allá a quienes enseñaba sus propios conocimientos a cambio y estudió concienzudamente
la medicina tradicional china, su historia, la teoría de las artes marciales
que practicaba, filosofía taoísta y más filosofía… Poco a poco, los
conocimientos y destrezas físicas que adquiriría se cristalizaron.
Así fue como consiguió la
titulación de monitor de Boxeo, cinturón negro en varios estilos chinos, ser
redactor en revistas como “Dojo” o “Dragonz”, ser presidente de la
Asociación Española de Kung-fu, vicepresidente de la Federación Española de
Artes Marciales, la FECAACYM… y una lista mucho más extensa de logros.
Conseguir todo esto no fue
nada fácil para Javier. Aparte de su peso tuvo que superar una grave lesión de
rodilla sufrida durante su servicio militar en la Brigada Paracaidista de
Tierra, también varias operaciones y seiscientas horas de quimioterapia, que
aún dejando secuelas en forma de neuropatías, lograron acabar con el cáncer de
colon que surgió en 2013. A pesar de todo, en dos años de tratamiento y
operaciones solo faltó a cinco o seis clases. El esfuerzo y la perseverancia
que dedica a su vida marcial han sido recompensados por una fortaleza mental y
espiritual que le ayudaron a superar todas las adversidades que también han
sido fruto de muchas alegrías. Javier Hernández Pérez personifica la
autosuperación.
Fundación
de un nuevo estilo.
De entre sus logros destaca,
en 1985, la fundación de un nuevo estilo de Kung-fu, el Ming Ch’uan Chai T’ien (en realidad sus bases, fundamentos y conceptos
teórico-prácticos los desarrollé en 1986, y a partir de ahí tardé varios años
en perfeccionar todo el estilo), cuya traducción literal sería “el Boxeo Esplendoroso del Clan Celestial”.
Todas las bases conceptuales del estilo son taoístas, filosofía que siempre ha
fascinado al creador del estilo. A menudo es confundido con una derivación de
otro estilo conocido como Ming Ch’uan, un error que puede haber sido causado
por la similitud entre los nombres de ambos, o bien, por el contacto que Javier
tuvo con su creador, John Fanning, sin embargo, no tienen nada que ver.
“El Boxeo Esplendoroso del Clan Celestial” se caracteriza por no
darle tanta importancia a la fuerza, se presta especial atención al
conocimiento profundo del organismo y de como potenciar su fisiología. Este
estilo, a diferencia de otros, utiliza los cinco bloques básicos del Kung-fu:
el Chi (miembros inferiores), Ta (miembros superiores), Na (conocimiento de agarres y demás), Sui (técnicas de barrido, segado…) y
todo unido al conocimiento de los puntos vulnerables de la anatomía humana (Tieh). También manejan armas tradicionales. Cabe
destacar lo importante que es el conocimiento ya mencionado de la fisiología
humana. Gracias a este, Javier es capaz de detener a un atracador simplemente
agarrando su hombro, también es posible asestar un golpe letal a una persona en
el hígado y que esta vaya muriendo poco a poco envenenada por su propio cuerpo.
Podremos distinguir a los
alumnos de Javier porque no utilizan la fuerza pero sin son explosivos. En su
escuela se educa a los alumnos para tener un amplio abanico de recursos muy
completo durante el combate. Su escuela también destaca porque no hay exámenes
para los cinturones. “Puedes examinar a
dos chicos en base a lo alto que den una patada, pero ¿y si uno de ellos es
flexible y el otro no pero sí trabajador? Así es más justo. Además, puedes
tener un mal día y eso no debe representar todo el trabajo previo, Por eso,
quien evalúa en mi escuela y decide cuál es el mejor momento para otorgar el
siguiente cinturón es el maestro, ya que se supone que conoce bien a su alumno
y su progreso. Por último, los cinturones no se pagan junto con el examen (como pasa en otras escuelas de artes marciales), son un regalo que premia el esfuerzo (el maestro es generoso con ellos pues valora y recompensa
su evolución, interés y aplicación)”, explica.
Aunque originariamente en el
Kung-fu no se repartían cinturones, algo característico de otras artes
marciales, tuvieron que introducirlos de forma orientativa. En las escuelas
tradicionales chinas los miembros eran parte de una familia, y tradicionalmente
el maestro era conocido como “sifu”.
Él es el padre adoptivo de sus alumnos y al maestro de maestros se le conoce
como “sikung”, que equivale al
abuelo; en este puesto se encuentra Javier. Otro detalle curioso del maestro es
que tiene un grupo de Whatsapp con
los alumnos que gusten participar dedicado única y exclusivamente al
intercambio de ideas, que se llama “Reflexiones
del maestro”. En él se abre un canal para enriquecerse mediante el diálogo,
y Javier escribe una cita célebre cada día (sin faltar) desde hace años. “Suelo poner citas de personajes famosos,
como Buda o Confucio, y de vez en cuando alguna mía, siempre que la situación
lo requiera”.
Esta iniciativa, por
insignificante que parezca, retrata la dedicación de Javier. Su vida privada se
imbrica con su carrera marcial. Las clases y el whatsapp se unen a las cenas, viajes y eventos de la escuela. Por
ello, el maestro es querido y respetado por sus alumnos. En su escuela son como
una familia (eso es lo que refleja el concepto de “Clan Celestial”). Por todo esto, el Ming Ch’uan Chai T’ien no es
una actividad más que hacer por la tarde, y muchos comparten la opinión de que
entrar en contacto con esta escuela les ha influido positivamente, mejorando
aspectos como la forma física, el equilibrio, la fortaleza… “Vine por la técnica, pero me quedé por la
enseñanza”, aseguran algunos de sus alumnos.
* * * * *
TEXTOS
RESALTADOS EN EL PERIÓDICO FÍSICO.
Evitó
la tragedia. Gracias a sus conocimientos y destreza en las artes marciales Javier
ha controlado muchas situaciones conflictivas.
Su
trayectoria. La trayectoria del maestro está plagada de títulos, artículos,
victorias, conocimiento… y problemas que debió superar.
Nuevo
estilo. En 1985, ante la perspectiva de que se encontraba siendo cinturón
negro de varias disciplinas, Javier fundó su nuevo estilo.
Sin
exámenes. En esta escuela los cinturones se ganan cada día entrenando, no en un
control puntual. Además, los cinturones son regalados.
(Texto
en un grupo de fotografías): Javier Hernández Pérez lleva practicando y estudiando
para ser un gran artista marcial prácticamente toda su vida.
¿Qué
es el Kung-fu?
A continuación, entenderemos
en qué consiste este arte marcial.
“Kung-fu es habilidad. Un periodista tiene kung-fu o un ebanista. Es la
destreza que se desarrolla gracias a la disciplina, el esfuerzo, la constancia
y el tiempo”, declara Javier. Otras dos formas de conocer este estilo son “Wushu” (“Arte Marcial”) y “Kuoshu”
(“Arte Nacional”). Aquí hemos llegado
a conocerlo como “Boxeo Chino” (por
la rebelión de los boxers) y “Karate Chino” (debido a la tardía
apertura comercial de China). Así pues, hay diferentes formas de nombrar a esta
disciplina de lucha. Es originariamente china y se basa en las filosofías
budista y taoísta principalmente. Se considera que el origen de las artes
marciales chinas no radica en la lucha sino en la filosofía. De hecho, el
guerrero Kung-fu no debe ser combativo. “El
buen Kung-fu es el que no se usa”, afirma el maestro. En su juramento lo
aseguran: prometen utilizar sus armas solo para poder defender y defenderse.
* * * * *
TEXTOS
RESALTADOS EN EL PERIÓDICO DIGITAL.
“Gracias a su destreza y
conocimientos, Javier evitó la tragedia”.
“A pesar de las
dificultades, su actitud siempre fue inquebrantable”.
“En la escuela de Javier no
solo importa el combate, también el conocimiento”.
“Los cinturones en su
escuela son un regalo que premia el esfuerzo”.
“Vine por la técnica, pero
me quedé por la enseñanza”.
Lara Zofío Lleó.
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