Para
la cultura occidental el dragón es un ser fabuloso y monstruoso con abultado
cuerpo de lagarto, patas de felino y alas, que escupe fuego por la boca, rapta
doncellas y lucha contra caballeros andantes, un ser maléfico que atemoriza y
es odiado por todos. Pero no todos los dragones son odiados seres maléficos,
el dragón chino se
aleja de esta estampa occidental.
Al
contrario que en Occidente en China siempre se ha tenido una visión gratamente
favorable de los dragones, por ello no se intentaba matarlos, como en el caso
de Occidente, sino que se les ofrecían sacrificios incruentos para que el
dragón otorgara sus dones benéficos a la humanidad, ya que era considerada una
criatura admirable, de origen celeste, proveedora de lluvia, generadora de
ríos, lagos y estanques, y reguladora de los mares, por lo que ayudaba a la
humanidad en su subsistencia, ya que gracias a él existía agua potable, y la
pesca y las cosechas podían ser provechosas.